domingo, 22 de julio de 2012

Ojos para ver, oídos para oir

Hoy ando media extraña, ja, más de lo normal, ando muy sensible, y eso me saca de onda, pero a la vez me pone contenta al escuchar el sermón hoy en Berith y también al leer una nota en la que me etiquetó un amigo en Facebook. El sermón, basado en Romanos 11, tocó el tema de la insensibilidad, y pensé que jamás quiero tener callos, en forma metafórica (aunque tampoco quiero tener callos físicos, aunque creo que ya algunos se quieren formar, je), es decir, no quiero desarrollar barreras que me hagan ser insensible. Cada vez quiero darme cuenta de más cosas, cada vez ser más sensible y cada vez abrir más la perspectiva hacía la realidad. Es por esto que en una plática con otro amigo acerca de las asambleas, reconsideré que aunque se lleve tiempo y sea a veces engorroso, es bien necesario para abrir la perspectiva, ya que se escuchan los diferentes puntos de opinión.
A veces sentía que lo que había pasado el año y cacho que pasó había sido como un sueño, como si no hubiera pasado realmente, pero al hablar con amigos, me di cuenta de lo aprendido y lo que mi mente ha asimilado de lo que he vivido, visto y escuchado de otras personas con historias de vida bien diferentes y tal vez más caminadas en ciertos sentidos. Eso ha abierto mi mente para darme cuenta de cosas que antes no lo hacia, y sentirme más segura de lo que quiero y no quiero. Sé que aún falta mucho, muchisimo por aprender, y lo más díficil es que aún me siento en pañales en cuanto a ponerlo en práctica, pero ahí voy, caminando gracias a Dios.

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